Ir al contenido principal

Transferencia.


Después de todo, la muerte es una gran farsante.

La muerte miente cuando anuncia que se robará la vida,

como si se pudiera cortar la primavera.


Porque al final de cuentas,

la muerte sólo puede robarnos el tiempo,

las oportunidades de sonreír, de comer una manzana,

de decir un discurso, de pisar el suelo que se ama,

de encender el amor de cada día, de dar la mano,

de tocar la guitarra, de transmitir esperanza.


Sólo nos cambia los espacios.

Los lugares donde extender el cuerpo,

bailar bajo la luna o cruzar a nado un río,

habitar una cama, llegar a otra vereda,

sentarse en una rama,

descolgarse cantando de todas las ventanas.


Eso puede hacer la muerte.

¿Pero robar la vida?... Robar la vida no puede.

No puede concretar esa farsa… porque la vida…


La vida es una antorcha que va de mano en mano,

de hombre a hombre, de semilla en semilla,

una transferencia que no tiene regreso,

un infinito viaje hacia el futuro, como una luz

que aparta irremediablemente las tinieblas.




Hamlet Lima Quintana.




Comentarios

  1. Wao que espectacularidad, sin palabras!

    Un Besito marino

    ResponderEliminar
  2. Pao grandes palabras en este poema. Un cordial saludo de…
    Abstracción textos y Reflexión.

    ResponderEliminar
  3. Besos Tita , gracias y bienvenido José Ramón.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

A todo caminante que la vida trajo por aqui, le agradezco que deje su huella. Un abrazo!!!

Entradas populares de este blog

Ayúdame a mirar...

“Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad del mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando al fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió al padre: "¡Ayúdame a mirar!" ( Eduardo Galeano.) La petición del niño ante la sorpresa azul del inmenso mar es la más bella expresión de lo que hombres y mujeres podemos hacer unos por otros en la búsqueda permanente que marca nuestra existencia. ¡Ayúdame a mirar! Tú no puedes mirar por mí, no puedes obligarme a mirar, no puedes hacer que yo vea lo que tú ves, no puedes forzarme, no puedes prestarme tus ojos, tus ideas, tu experiencia. Pero puedes ayudarme. Ya me has ayudado con llevarme al sur, con atravesar la arena conmigo, con pone

Dicen que antes de entrar en el mar...

“Dicen que antes de entrar en el mar, EL RIO tiembla de miedo... mira para atrás, para todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y vé hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.” Khalil Gilbran.

Decir lo que se siente...

Decir lo que se siente exactamente como se siente. Claramente, si es claro, oscuramente si es oscuro; confusamente si es confuso. Fernando Pessoa.